Audi Q7, el factor whao

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Desde Verbier, Suiza.  Durante la presentación del Audi Q7 en el pasado Salón de Detroit, la afluencia de público durante los dos días de prensa al stand de Audi fue tal, que me resultó imposible tomar una foto del auto solo. No es normal una situación como esta, que podría entenderse si solo hubiese una presentación, pero entre tantas novedades el que llamara tanto la atención no es algo común.

Ciertamente el Q7 original, fue un rotundo éxito para la marca de los cuatro aros, pero no llegó a cuajar entre todos los posibles compradores, que lo encontraban o muy grande o muy blando de líneas. Incluso algunos extrañaban el deportivismo y las prestaciones de su principal competidor. Todo esto y mucho más fue considerado por la gente de Audi a la hora de buscarle un remplazo.

Lo que se buscó no fue un cambio brutal de aspecto y comparándolo con un atleta, no se buscó aumentar la masa muscular, como con un fisicoculturista sino más bien definir musculatura como con un ciclista. Por esto la nueva Q7 se ve mucho más masculina que la anterior y hasta parada da la impresión de ser más rápida, con unos trazos más rectos y un frente más alto, con más agresividad, sin llegar a los extremos de alguno de sus competidores.

A nadie escapa los éxitos de Audi en el deporte motor y que mucha de la tecnología de la competición pase a los autos de calle. Desde hace unos años la premisa en la construcción de los Audi de carreras ha sido «ultra» y con esto definen la búsqueda de tener el mínimo peso posible. Esto se ha trasladado a toda la gama, que ahora presumen de livianos, pero donde se han lucido es en el nuevo Q7, que a pesar de incorporar mucha tecnología de vanguardia, que el anterior no tenía han rebajado su peso en 325 kilos y donde la carrocería es el principal responsable de la dieta. Con menos peso se consigue un vehículo con mejores prestaciones, con mayor eficiencia y con mayor seguridad (aunque esto parezca contrario a lo que generalmente pensamos).

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No conformes con haber creado el SUV con tracción total, más liviano del mercado, han creado dos motores, que inicialmente se ofrecen en este vehículo. Tanto el nuevo V6 de 3.0 litros de gasolina como el diesel tienen mejoras, que les permiten bajar el consumo en un 28 y 23 por ciento y en cuanto a potencia tienen 333 y 272 HP respectivamente.

Con 5.05 metros de largo y una distancia entre ejes de casi 3 metros, el interior es mayor que en el Q7 previo. Con solo abrir las puertas, nos damos cuenta de que incluso visualmente hay más espacio que antes, con un diseño de tablero nuevo, que incluye la instrumentación digital de alta resolución como la del Audi TT y un sistema de información y entretenimiento MMI con una pantalla de 8.3 pulgadas.
q7--fichaEn Sion, en uno de los hangares del aeropuerto, recibimos las llaves de un Q7, con motor 3.0 TFSI, con el que haremos un recorrido por el sur de los Alpes suizos de unos 100 kilómetros, para que vayamos conociendo el auto.

Tras más de 24 horas de vuelo, mi celular está a punto de fallecer, pero me avisan que puedo cargarlo con solo dejarlo en la consola, donde la batería empieza a cargarse con solo depositar el celular. Nos dan la dirección de donde tendremos que almorzar y en un santiamén podemos empezar nuestro viaje, con la información que programamos en el navegador.

Al apretar el botón de arranque  dos objetos parecidos a un platillo volador, aparecen en los extremos del tablero, esto significa que tenemos el equipo de sonido de Bang & Olufsen, con sonido 3D, el primero en instalarse en un auto.

Apenas salimos del aeropuerto nos incorporamos a la autopista du Rhone. Un segundo basta para darse cuenta de que la aceleración de este Q7 es superior a la del anterior. No teníamos cronómetro para comprobarlo, pero los 6.1 segundos para el 0-100 km/h que afirma la fábrica de seguro están allí, pues tenemos que levantar rápido el pie del acelerador, pues vamos a mucho más de los 120 km/h permitidos. No es solo la rapidez con la que acelera sino la suavidad con que lo hace, pues ahora contamos con una nueva transmisión de 8 velocidades que en su centro tiene el diferencial central quattro y en el caso de nuestro vehículo, paletas en el timón para hacer los cambios manualmente.

Apagamos el equipo de sonido y escuchamos. Apenas si se oye el ruido de las ruedas sobre el pavimento y el motor no parece funcionar, además la carrocería tiene un coeficiente de 0.31 y bajo esta hay un protector que llega hasta el sistema de escape, que incluye aislamiento, incluso los brazos de suspensión tienen unos mini spoiler, con lo que el paso del aire tampoco produce ruidos.

Tan pronto nos desviamos hacia Vex, la carretera empieza a subir a través de una serie interminable de curvas, terreno ideal para ver las mejoras en suspensión que incluyen unos anillos de torsión que refuerzan la carrocería y evitan vibraciones y ruidos, eliminando que en el interior podamos sentir la vibración del motor o la transmisión. Es aquí donde comprobamos que a pesar del tamaño de la Q7, se siente como si manejáramos un deportivo. La suspensión adaptativa que tiene nuestro auto de prueba, ajusta la altura al suelo y la fuerza de los amortiguadores por si sola, aunque podemos ajustar la suspensión directamente desde el MMI y seleccionar la opción que más nos convenga.

La diferencia de 100 kilos, solo en suspensión es notoria, en términos de agilidad, pero también hay que decir que la suspensión es totalmente nueva incluso en términos de diseño, con lo que las fuerzas laterales y transversales se reparten entre cinco brazos atrás con lo que se aprecia algo más de dureza que antes. La dirección juega un papel primordial en el comportamiento del nuevo Q7 con una cremallera con asistencia electromecánica que por su tamaño compacto, va montada a ras con el centro de las ruedas. Atrás las ruedas también giran, siendo este el primer SUV con tal sistema. En las curvas de esta carretera alpina, las ruedas posteriores giran levemente en la misma dirección de las delanteras para mejorar el radio de giro y aumentar la estabilidad. A muy baja velocidad, las ruedas giran en sentido contrario, por lo que se mejoran las maniobras de estacionamiento, siempre y cuando nuestro Q7 no venga equipado con el sistema de auto estacionamiento.

Tras casi hora y media de viaje, llegamos a Perin, donde almorzaremos y cambiaremos de unidad, por una con motor diesel y otro equipamiento.

La ruta a La Fouly, en la tarde nos llevará finalmente al hotel en Verbier, donde finalmente descansaré. Tras un viaje tan largo, apenas durmiendo por intercales en alguno de los tres aviones que me trajeron a Suiza, siento que la manejada de la mañana me ha relajado, pero por si acaso, dejo que mi compañero maneje, la primera parte, lo que me permite sentarme en la segunda fila, de esta versión la Sport que solo tiene dos filas de asientos (hay una versión Design con siete puestos). El espacio atrás es amplio y el asiento tan cómodo como el frontal. Atrás mío el baúl es enorme, con una capacidad de 890 litros y un sistema que permite poder acomodar el equipaje de diferente manera. Mientras yo tuve la instrumentación orientada con los instrumentos como punto focal, mi compañero prefiere el modo «infotainment» donde la parte central es la dominante con el sistema de navegación y el del equipo de sonido a la vista. El busca en el disco duro y encuentra una selección musical que incluye «Don´t Stop» por Foster Tha People, lo que parece más que indicada para iniciar la ruta.

El cambio de conductor en La Fouly, me vuelve a poner tras el volante, con la indicación de mi colega de que hemos perdido mucho tiempo tomando fotos y admirando el paisaje, por lo que hay que volar, si queremos llegar a tiempo a la cena en el hotel. El regreso por la ruta que hicimos subiendo, es ahora en bajada, lo que nos da la oportunidad de poner a prueba los frenos y todos los sistemas de estabilidad, tracción, control, etc. que pasan la prueba de fuego con honores, no así mi compañero que entre mareado y asustado, se arrepiente de haberme pedido llegar a tiempo. Si en la mañana había manejado en el plan que lo hará el 99 por ciento de sus conductores, ahora estoy descubriendo hasta donde se puede llegar con el Q7, admirando de lo rápido que puede ir el motor diesel, el torque descomunal en todo momento (600 Nm) y la increíble agilidad de este enorme gigante. En el camino encontramos un deportivo de la competencia, al que pasamos como si estuviera parado, lo que dispara una respuesta por parte de su conductor, que como buen italiano (su placa lo delata) no duda en perseguirnos. Mala idea, pues no solo nos nos puede alcanzar sino que cada vez se ve más pequeño en el retrovisor.

Los últimos kilómetros hasta el hotel, nos hacen caer en cuenta, que nuestro Q7 va equipado con el novedoso Audi Pre Sense. Este es un sistema de seguridad que a menos de 85 km/h vigila con una cámara el comportamiento de vehículos y peatones en el camino y nos avisa con un pitido de un peligro inminente. A baja velocidad en el estacionamiento del hotel, decidimos ignorar la advertencia para comprobar que milésimas después el Q7 frenó por si solo y evitó un golpe con la pared.

Cuando un va a probar un auto nuevo, siempre hay un factor sorpresa. Ya en Detroit habíamos comprobado que los medios estaban entusiasmados con el Q7 a pesar de que nadie lo había manejado, pero nada nos había programado para una sorpresa como esta en términos de dinamismo y agrado de manejo, al punto que cuando devlovimos las llaves del auto y nos preguntaron que nos había parecido, no pude responder sino con un ¡waho!