Ford Maverick Grabber 1972. Inmortal

Un legado tableño. Tras el éxito del Mustang, Ford quería lograr algo similar con un sedán. Ya lo había intentado con el Falcon, pero el nombre se asociaba con auto barato y lo que realmente necesitaba Ford era un compacto con el que hacerle frente a los nuevos rivales japoneses.
Aunque su chasis provenía del Falcon, al igual que el Mustang, el Maverick (que es como se llama a las reses salvajes sin marcar), Ford quiso con el nuevo nombre darle un aire más moderno, aunque sencillo de fabricar y mantener, de modo de poder tener un precio bajo y un margen de utilidad aceptable.
En abril de 1969 se presentaba el Maverick, con dos opciones de motor de 6 cilindros en línea, uno de 170 pulgadas cubicas y 105 HP y uno de 200 pulgadas cubicas con 120 HP. Inicialmente solo se fabrica con dos puertas, pero en vista de la alta demanda, en 1971 se lanzaba una versión de 4 puertas y una «Grabber»que mejoraba la imagen de desempeño. Ese año se disponía de dos motores adicionales, la mayoría para las versiones Grabber, uno de 6 cilindros con 250 pulgadas cubicas y 145 HP, que contaba con un cigüeñal de 7 cojinetes y un carburador Motorcraft de una sola boca o el nuevo V8 de Ford, con 302 pulgadas cubicas, carburador de dos bocas y 210 HP.
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Para 1972, Estados Unidos establecía nuevas normas de emisiones y la eliminación de anunciar cifras de potencia, a la salida del motor, por lo que dichas cifras debían ser reales en las ruedas, con lo que el motor de 250 pulgadas cúbicas, como el que usa el auto del reportaje, se anunciaba con 98 HP de potencia, aunque el motor no cambió en nada.
Las normas de seguridad, obligaron que a partir de 1973 los Maverick tuvieran que cambiar sus defensas, por unas más grandes, que fueran capaces de resistir impactos de hasta 5 millas por hora, sin sufrir daños, que volvió a cambiarse en 1974, con una defensa un poco más grande y con una moldura de caucho central, cambiándose también varios detalles de ornamentación y la parrilla.
En 1975, el departamento de ingeniería quería sustituirlo por el Granada, pero por sus ventas, el departamento de ventas y mercadeo se opuso, por lo que su producción se extendió hasta 1977 en Estados Unidos, aunque como el auto también se fabricó en Brasil, Mexico y Canadá, en algunos de esos países su producción se extendió hasta 1979.
Desde su inicio, el diseño del Maverick tenía cirros rasgos del Mustang, como su maletero corto, la tapa del motor larga y el parabrisas inclinado, pero además se le dotó del techo fastback, que estaba muy de moda a fines de los 60, por lo que de salida la gente lo asoció con deportivismo.
Con el esquema de la época, de motor longitudinal con tracción trasera, el auto usaba muchos componentes del Falcon/Mustang, como la suspensión trasera, la caja de dirección y algunos motores.
Debido a su costo inicial barato (en 1970 costaba 1,995 dólares), el Maverick fue un auto muy popular, que tan solo en su primer año vendió más de medio millón de ejemplares, por ello pasó desapercibido por la mayoría de aficionados a los autos antiguos, que buscan mayormente deportivos de altas prestaciones o vehículos de alta gama fabricados en poca cantidad. Sin embargo, las versiones Grabber, están viendo una nueva vida en manos de coleccionistas de todo el mundo, que buscan un auto barato de comprar, con facilidad de repuestos y barato de mantener
La versión Grabber contaba con mejores acabados, una tapa de motor con entradas de aire y más elementos que en otras versiones eran opcionales, como las ruedas de 14 pulgadas con tapa cubos especiales, decoración en la pintura, power steering y radio. Otras opciones, que el auto del reportaje tiene, son encendedor, transmisión automática y aire acondicionados.
Un nuevo hogar
El auto fue comprado nuevo en Panamá, por un profesor en Las Tablas, que lo usaba a diario para ir de su casa a la escuela y regreso, por ello tiene un recorrido muy bajo de solo 52,000 kilómetros. Se nota que fue un auto de exportación, pues el velocímetro está en kilómetros.
A la muerte de su propietario, el auto pasó a manos de un empleado bancario y de allí a su actual propietario, que lo compró en muy buen estado pero con problemas de motor y frenos, que fueron solucionados en Santiago, donde reside.
El auto se ha conservado lo más original posible y tanto la pintura como el interior es el de fábrica. Se repararon una serie de problemas eléctricos que tenía y los frenos se restauraron con piezas originales, sin alterar el funcionamiento original, pues no se pretende usarlo a grandes velocidades, sino para lo que fue diseñado, que es un uso normal a ritmo de carretera, pues es capaz de andar todo el día a 100 km/h sin que nada moleste.