Ford Piquette Plant. Una fabrica que cambio al mundo

Algunas fábricas producen objetos. Esta cambió el mundo. El edificio localizado en la avenida Piquette número 461, en Detroit, es un edificio histórico, así lo indica una placa en su entrada, fechada en 2002, ya que fue aquí donde Henry Ford y un grupo de operarios empezaron con la fabricación del Ford T, que tras unos años de producción en forma artesanal, se convertiría en el primer auto fabricado en línea, un sistema que luego sería imitado por el resto de fabricantes automotrices en el mundo.
El edificio de ladrillo construido en estilo victoriano, es obra del bufete de arquitectos Field, Hinchman y Smith, que construyeron este edificio en 1904. Con 120 metros de largo por 17 de ancho, consta de tres pisos con 355 ventanas, ya que en esa época donde la luz eléctrica estaba en su infancia era la mejor forma de iluminación además de proveer ventilación en verano. Sorprendentemente cuenta desde su inauguración con un tanque de 25,000 galones de agua, para usarse en caso de incendio.
Piquette, fue la primera fábrica de Ford, luego de que los primeros autos se hicieran en un deposito convertido en fábrica en la avenida Mack, en Detroit. Fue aquí en el último piso, donde Henry Ford ideo y desarrolló el modelo T, el auto que se convertiría en el más vendido del mundo, récord que mantuvo hasta finales del siglo XX y que haría que el nombre Ford se asociara a tal grado con el automóvil, que hay gente que piensa que fue él quien lo inventó.
Inicialmente Ford, produjo en este lugar los modelos B, C, F, K, N, R, S y finalmente el T cuyas primeras unidades empezaron a venderse a finales de 1908 y en los dos años siguientes se hicieron entre estas paredes 12,000 unidades. Fue en Piquette donde se estructuró al producción en línea y al ver que había ciertas licitantes físicas que impedían una línea fluida se reubicaron en Highland Park en 1910.
Debido a que dos de las más importantes líneas de ferrocarril, pasaban por el vecindario, la zona donde está ubicada Piquette, fue a principios del siglo pasado el centro de la industria de Detroit, con varios fabricantes de autos, a pocos metros de Ford, como Packard, Cadillac y Hupp, así como los más afamados carroceros y suplidores de partes, por lo que al construirse Highland Park, el edificio se vendió a otro fabricante de autos: Studebacker.
Tras muchos años en el abandono, un grupo de empresarios locales agrupados bajo la sociedad Heritage Investment Company evitó que el edificio fuera derrumbado e inició su reconstrucción, para venderlo luego en 2000 a Model T Automotive Heritage Complex, quien lo ha conservado hasta nuestros días con el nombre de Ford Piquette Avenue Plant, quienes lo mantienen como museo abierto al público.
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En la parte baja se encontraban las oficinas administrativas, mientras que la de Ford estaba en el segundo piso, donde se hacía parte de la fabricación. El piso superior estaba dedicado por completo a fabricación, con la excepción de una esquina donde se encofraba la habitación experimental, con un tablero y una mesa de dibujo. Era aquí donde Ford y personas claves en la producción idearon un auto tal como Ford lo había soñado desde un inicio: liviano, fácil de manejar y reparar, barato, que pudiera llevar a 5 personas por cualquier tipo de camino. El Ford T había nacido. Un elevador servía para llevar partes desde la bodega a las zonas de armado y luego para bajar el auto terminado a la calle. Era obvio, que el edificio no era adecuado para producir en grande, pero en sus inicios, barato era más importante que grande y tan pronto la compañía empezó a generar ingresos, Ford empezó a buscar un lugar más grande, que finalmente fue Highland Park.
En la actualidad, está abierta en ciertas fechas específicas ya que la mayor parte del tiempo se usa para visitas privadas de grupos y eventos. En nuestro caso fuimos a una cena que Ford brindó a la prensa extranjera durante el salón de Detroit, lo que nos permitió conocer esta que es la fábrica de autos más antigua del mundo.
El cuarto experimental, sigue allí en una esquina del tercer piso, junto a varias máquinas y a un par de motores de Ford T, también su oficina, recreada a base de una foto única de ese lugar, donde una serie de objetos y fotos nos permiten adivinar sobre la personalidad de ese gigante de la industria. La sensación es de que hemos regresado en el tiempo, pues se ha tratado de conservar todo como estaba cuando Ford abandonó este lugar en busca de más espacio. Pisos de madera, columnas de acero atornilladas a las vigas, también de acero, bombillas desnudas y herramientas muy rudimentarias, permiten que conozcamos parte del proceso de fabricación de una serie de autos que se exponen en el tercer piso, muchos de los cuales, pueden llamar a Piquette como su cuna.
Varios Ford N, que en su tiempo fue el auto meas vendido del mundo, un raro S y por supuesto una buena colección de T, incluyendo a» Elizabeth», un Touring de color rojo de 1909, prueba de que no todos los T eran negros (solo después de 1914 fue que negro era el único color disponible). Pero también varios Studebacker y un Dodge Brothers, que aunque nunca se hizo aquí si fue desarrollado por los hermanos, que eran los encargados de fabricar los motores aquí en Piquette, cuando trabajaban para Ford. la colección se completa con varios modelos iconicos de Ford, como un A y uno de los primeros V8. El Ford Mustang de 1965 tampoco podía faltar y para no decir que no hay algo moderno, nada mejor que un Ford GT.
Una visita a Piquette, es conocer los orígenes del automóvil, visto a través de los ojos de uno de los más grandes visionarios de inicios del siglo XX, un hombre que transformó la industria y al automóvil, un hombre como Henry Ford que cambió al mundo.