PEUGEOT 208 GTI. Leoncito feroz

Con 208 HP y poco peso, es una bala.
Si bien fue Volkswagen quien uso primero las siglas GTI, para definir un auto económico pero de altas prestaciones, fue realmente Peugeot quien perfeccionó el concepto, creando el 205 GTI que superaba en todo a su homónimo de Volkswagen, obligando a esta marca a subir un escalón en cada generación, donde Peugeot ha hecho lo mismo.
Los tiempos han cambiado pero entre el Peugeot 205 GTI de los 80 y el 208 GTI actual, hay muchas similitudes, quizás la más importante es que ambos han tenido la mejor relación peso potencia del segmento.
Exteriormente los gustos y las normas de seguridad, hacen que ambos modelos sean muy distintos, pero para la versión actual se ha acentuado aun más su carácter deportivo desde el punto de vista visual y de detalles como la parrilla que está inspirada en las banderas a cuadros típicas de las carreras o la salida de escape oval.
Donde si es más notorio que estamos ante una versión muy deportiva es en el interior, con un timón grueso y con la parte inferior plana, unos asientos envolventes con una mezcla de cuero y tela, pero con acentos y costuras en rojo, que también vemos en el tablero, que está forrado en cuero y con costuras visibles en rojo. El rojo está presente también en las puertas, palanca de cambios, freno de mano y decoración de las rejillas de aire acondicionado. El toque final son cuatro pedales en aluminio perforado.
La instrumentación es completa y podemos, mediante un botón al centro iluminar el marco de los relojes, obviamente, en rojo. Su diseño al que la marca llama Head up, es muy bonito, pero poco práctico, ya que el timón tapa mucha de la información, especialmente si como a mi, les gusta ir sentados bajos.
Nos habían contado que habían metido un 208 GTI en un track day en el Circuito Internacional de Panamá y que dejó en ridículo a algunos modelos con mucho pedigrí y después de manejarlo les creemos. Por motor podríamos pensar que no ofrece mucho, pues lo normal para un 1.6 litros es que ronde los 140 HP, pero la inyección directa, un turbo con intercooler y una buena gestión electrónica permiten sacarle 200 HP y lo que es más importante un par de 300 Nm a 3,000 rpm, lo que le confiere excelente aceleración. De hecho, la fábrica anuncia un 0-100 km/h de solo 6.8 segundos.
Peugeot no solo ha pensado en el aficionado a un auto ferozmente deportivo que lo quiere para lanzarse a fondo por carreteras retorcidas o una pista de carreras, sino en aquel que lo usará para el día a día, por ello a los dos asientos traseros ha añadido un área de baúl práctica y de buena capacidad.
La suspensión es dura, pero no al extremo de su competidor directo. Es relativamente cómoda y con buen recorrido, como para poder afrontar todos esos obstáculos sembrados en calles y carreteras, sin tener que pasar por ellos a velocidad de peatón. Sus reacciones no son tan radicales como con otros deportivos, pero si nos da una sensación muy alta de seguridad, pues el auto va a donde uno lo coloca y para hacerlo subvirar hay que entrar muy fuerte en curva. Nos llamó la atención que no cuenta sino con control electrónico de estabilidad, por lo que es fácil poner a chillar llantas al subir de cambios e incluso en la salida de curvas lentas, con lo que no se puede ser tan confiado como con otros deportivos del mercado y obliga al conductor a aprender sobre los límites del auto, especialmente con la vía mojada.
Este es un deportivo a la antigua, con pocas ayudas electrónicas y solo con una transmisión manual, eso sí, de 6 velocidades, con un tacto muy preciso y poco esfuerzo en el pedal. La relación es un poco larga, posiblemente pensada en las autopistas europeas donde todos van a a lata velocidad, pero para las nuestras, se podría utilizar más el torque del motor si los cambios fuesen más cortos.
En el tema frenos impresiona, contando con grandes discos ventilados adelante y discos sólidos atrás. No solo aguantan maltrato sino que la sensibilidad del pedal, permite modular exactamente lo que queremos hacer.
Así como puede ser de entretenido y divertido en carretera, es ágil y con buena visibilidad para el trafico diario, con un motor muy tratable a bajas revoluciones y con la ventaja de su tamaño a la hora de estacionarse. Algo por lo que no tendremos que preocuparnos, pues el GTI lo hace por si solo y solo necesita nuestra ayuda para frenar y ponerlo en reversa.
Este es un vehículo brillante en muchos aspectos, que pasará desapercibido para muchos, pero que a los conocedores los pondrá rojos de envidia.