Pontiac Bonneville 1978, el último de su era

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Mantenido siempre en condición original, parece recién sacado de agencia a pesar de tener 37 años.   «Yo tuve un auto igual a este», nos comentó un amigo, mientras practicábamos uno de nuestros deportes favoritos: ver E-Bay en busca de clásicos. «Puja por él» le sugerí y un par de días más tarde una llamada telefónica me confirmó que lo había comprado.

Tras un lapso de tiempo (1971 a 1976) fabricando los más grades autos del mercado, General Motors decidía achicarlos. Eran los días posteriores a la primera crisis del petróleo, que en Panamá y Estados Unidos pasó de costar 50 centavos por galón a un dólar. El costo golpeaba, pero más la idea de ir a la estación de gasolina y encontrarse sin combustible. Los fabricantes americanos, con GM a la cabeza, tomaron los llamados A- Body y los modificaron de modo que sin llegar a las dimensiones de los autos B, mantuvieran el espacio interior de estos en un paquete más pequeño.

Pontiac, conocido por sus deportivos Firebird y Trans Am en los 70, tenía también un par de sedanes familiares: Catalina y Bonneville y sus contrapartes en versión camioneta, llamados Catalina Safari y Grand Safari. Tanto el Catalina como el más lujoso Bonneville se vendían con dos o cuatro puertas.

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El nombre Bonneville apareció por primera vez en 1954, no como un vehículo de producción sino en un concepto, aunque en 1957 entraría a formar parte de la gama de autos de Pontiac, como la versión más lujosa del Star Chief. Ya en 1958 el Bonneville se convertía en un modelo aparte, con muchos elementos de equipo y un motor más potente que la gama regular. En los 60 el Bonneville continuó siendo el modelo más lujoso y equipado de Pontiac., pero a inicios de los 70 aparecía el Grand Ville y desbancaba al Bonneville de la punta de la pirámide de lujo en la división Pontiac, tomando el nuevo estilo de carrocería de GM, de diseño más simple y con las luces cuadradas lado a lado, en vez de las redondas una sobre otra, típicas del Bonneville de los 60.

El modelo de 1977 a 1981, fue un modelo de transición, dentro de un programa que fue reduciendo el tamaño exterior, el peso y la potencia de los motores. Así si se le comparaba con el modelo anterior era 36 centímetros más corto y 800 libras más liviano, pero al hacer la comparación con el modelo que le sucedió, este era 40 centímetros más corto y mucho más liviano.

Para la generación del 77 al 81, existía una versión llamada Brougham que añadía una serie de elementos de lujo al Bonneville normal. Exteriormente se distinguía por una ancha moldura cromada protegiendo la parte inferior del auto y molduras alrededor de las ventanas en el mismo material, además de una característica única, como que la llanta trasera quedaba semi escondida. Si las versiones tenían medio techo de vinilo, tenían la denominación Landau, como una especie de tercer apellido, así el vehículo que engalana nuestras páginas es un Pontiac Boneville Brouham Landau.

El interior era lo más suntuoso de la época, donde el terciopelo estaba a un nivel por encima del cuero y se usaba en los asientos, con una parte superior tipo almohada con un diseño muy elaborado y normalmente en color contrastan con la carrocería. El tablero y las puertas estaban tapizadas en cuero haciendo juego con la tela de los asientos.

El Brougham Landau, que presentamos, cuenta con timón ajustable, ventanas eléctricas, cierre centralizado, asientos eléctricos, aire acondicionado, tablero de madera, reloj y un radio con 8 track. Como accesorio hay una caja sobre el túnel de la transmisión para almacenar los cassettes de 8 track, de los que vimos seis. Con excepción del 8 track, el resto es equipo de norma en cualquier auto económico actual pero que hace más de 30 años solo se veía en los autos más exclusivos.

La parte mecánica era la tradicional de los autos americanos de esa era, con un motor V8 de 350 pulgadas cúbicas con 170 HP, carburador de dos bocas y una transmisión automática de 3 velocidades. La suspensión era a base de un brazo en A al frente y un eje rígido atrás ya que era tracción trasera.

Es un auto que es muy suave de suspensión lo que aumenta la percepción de lujo de su interior, con una dirección un tanto vaga, producto de unas llantas no radiales y un power steering muy suave. No tiene los estándares de manejo y seguridad de los autos actuales, pero los frenos son adecuados para conducirlo en la ciudad y en carretera puede mantenerse todo el día rodando a 100 km/h sin que se caliente un grado.

Es un auto único en Panamá y es bastante difícil encontrar uno en buen estado a pesar de que en 1978 se fabricaron 125,297 Bonneville y es que entre los aficionados a los antiguos, este no es un auto muy apreciado sino para aquellos para los que tiene algún valor sentimental en forma de recuerdos de juventud o familiares.