SUZUKI VITARA. Regreso en grande

Desde Papagayo, Liberia, Costa Rica. Encuadrado en un segmento en franco crecimiento, viene a dar guerra y tiene con que. Cuando en 1988 Suzuki lanzó al mercado la primera Vitara, el mercado de este tipo de vehículos demandaba una serie de condiciones de uso off road, que cumplía a cabalidad, luego al aparecer la segunda generación, el auto creció en tamaño y perdió un poco de esa capacidad, al punto que su fabricante le cambió el nombre por Grand Vitara. El modelo que estrenan para este año, poco tiene que ver con el de hace 27 años, pues es un consumidor distinto que busca otras cosas y así lo ha entendido Suzuki, haciendo un vehículo moderno, con tecnología actual para un nicho de mercado en crecimiento. Ahora bien, ¿qué hacer con el cliente purista de la marca, que sigue asociando a Suzuki con off road? pues darle lo que quiere y como opción el Vitara deja de ser un tracción delantera para convertirse en un 4×4 gracias al sistema AllGrip, exclusivo de la marca.
Exteriormente tenemos un auto de lineas juveniles, con toda una serie de opciones de personalización, donde además de lo usual en términos de rines y colores, tenemos doble tono de fábrica o incluso parrillas diferentes. Sus formas atractivas, son también funcionales, pues es fácil entrar y salir de ella. Una vez en su interior tenemos muy buena visibilidad y un habitáculo con un tamaño ideal, para que cuatro adultos, vayan con comodidad y a sus anchas, llevando además una buena dotación de equipaje.
La instrumentación y la distribución de los mandos tienen la ergonomía correcta y el diseño del interior mantiene la sobriedad de otros modelos de la marca, aunque nuevamente aquí se puede personalizar una serie de cosas, con muchas opciones de fábrica. El tema opciones, es amplio, llegando incluso en las versiones más equipadas a tener techo panorámico, el más grande que hemos visto en un auto de este tamaño. Igualmente en seguridad podemos llegar a tener hasta 6 bolsas de aire y es que el Vitara nace en Europa y va destinado mayormente a ese mercado, por lo que tendremos mayor énfasis en seguridad y tecnología, que en otros modelos de la marca, al punto que en las pruebas de Euro NCAP ha recibido 5 estrellas.
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Por su tamaño, pues mide 4.20 metros de largo, por 1.78 de ancho, tiene el tamaño ideal para la ciudad. Gracias a su suspensión con recorrido largo, nos movemos con facilidad, sobre piso en mal estado, huecos y policías muertos, algo muy común en nuestras ciudades. Además cuenta con dirección asistida eléctricamente que proporciona suavidad y un corto radio de giro.
El motor, un 4 cilindros de 1.6 litros, con sistema de admisión variable genera 120 HP y un torque máximo de 156 Nm. No es un motor muy potente, pero como en Suzuki se preocuparon de hacer que, a pesar de todo el equipamiento que tiene, no pesara mucho, tenemos una buena relación peso potencia, que nos permite con la transmisión manual hacer el 0-100 en 12 segundos y tener una velocidad máxima de 180 km/h. Como en el resto de vehículos de Suzuki, podemos disponer de transmisión manual o automática. En el caso de la primera, el embrague tiene buen tacto y suavidad, con un movimiento relativamente corto de la palanca. En el caso de la automática se tienen 6 velocidades, con lo que se aprovecha mejor a la hora de acelerar y en carretera el consumo es bajo. Adicionalmente en la versión GLX ofrece paletas tras el timón, para un manejo en modo manual.
Tras un recorrido por las instalaciones del hotel y la carretera que conecta papagayo con Liberia, salimos del asfalto con rumbo a una pista de pruebas off road donde ver hasta donde se puede llegar con la Vitara, donde manejaríamos solo las versiones con tracción total y estacionaríamos las de tracción delantera. Sobre el asfalto comprobamos que se trata de un vehículo muy bien insonorizado, algo raro en este segmento muy preocupado por el peso y el precio al consumidor.
El sistema AllGrip tiene cuatro modos de manejo y la posibilidad de bloquear la distribución de la tracción mitad y mitad para cada eje, esto se hace en el modo Lock, que como protección se desconecta automáticamente si pasamos de 60 km/h y pasa a Auto, donde toda la potencia va al eje delantero y el trasero solo la recibe si alguna de las llantas delanteras patina. Si ponemos el modo Snow, el reparto de potencia es variable en cada eje, por lo que lo recomendamos para una ruta como esta, que aunque no tiene nieve, si tiene arena y lodo, algo que encontraremos en muchos de nuestros caminos. Por último la posición Sport, es para carretera y ritmo rápido, pues cambia la sensibilidad del acelerador.
Gracias al trabajo de suspensión a unos ángulos de entrada y salida, mejores que los de la competencia, aunque no apropiados para el ir a campo través, pudimos pasar por el circuito sin romper nada, tocar fondo o raspar las defensas, prueba del enfoque que le ha dado Suzuki a este modelo.
Sobre caminos de tierra y a velocidad, su comportamiento nos da confianza para ir rápido, pero en esas condiciones, el confort de los ocupantes de la fila trasera se ve comprometido pues la suspensión trasera está más adaptada a un uso en asfalto, resultando algo dura y transmitiendo mucha vibración a los ocupantes. Lo otro que se comprueba en ese tipo de caminos, es lo bien construida que está, con buena rigidez estructural, buena calidad de fabricación y muy pocos ruidos.
Con precios que van desde los 18,900 dólares con impuestos incluidos hasta los 26,500 para la versión automática, AllGrip más equipada. El Vitara, que no sustituye a la Grand Vitara que se sigue comercializando, se adapta a muchos clientes y a muchos gustos, ofreciendo una carrocería atractiva y moderna, un interior funcional, una mecánica frugal con buenas prestaciones, con la opción de un sistema de doble tracción de última generación y la reputación de solidez, durabilidad y confiablidad que se ha ganado Suzuki.