TOYOTA 4 RUNNER SR5 | GUERRERO DE FIN DE SEMANA

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Toyota pone una versión económica en manos de los compradores de 4Runner.
Cada vez es más raro encontrar en el mercado un SUV con chasis independiente de la carrocería. Los fabricantes han ido migrando hacia vehículos con mejor comportamiento en ruta y menos capacidad para ir fuera del asfalto, sin embargo, Toyota ofrece una buena variedad de estos automóviles, basados todos en sus exitosos pick up, uno de ellos es el 4Runner, el único SUV de Toyota con un motor V6 de gasolina en nuestro mercado.
Con el valor de la gasolina estable, desde hace casi un año y sin previsiones a corto plazo de un regreso a los precios de antaño, Ricardo Pérez ha decidido volver a impulsar este modelo, importando además de la versión Limited, una más económica, como la SR5, destinada mayormente a los amantes de los SUV a la antigua, que tenían mucha capacidad y resistencia para ir fuera de la carretera.
En ambos casos el motor es el V6 de 4.0 litros y 270 HP unido a una transmisión automática de 5 velocidades con opción de manejo manual desde la palanca, que en la versión SR5 solo mueve las ruedas traseras. Esta combinación mecánica, ofrece buena aceleración, facilidad para adelantar en carreteras rurales, y sobre autopista unos cambios de marcha imperceptibles.
Una carrocería de líneas algo cuadradas cuyo frente tiene una apariencia muy agresiva, al punto que uno de los hijos del cuidador de la finca donde hicimos parte de nuestra sesión fotográfica, pregunto que si mordía, ofrece lo que muchos queremos en nuestro caótico trafico: respeto. Su forma da la sensación de fortaleza y su frente dice algo así como: quitate que estoy de mal humor, con lo que a la hora de entrar en una fila, todos nos ceden el paso.
El interior es algo sencillo, con un tablero de plástico duro y unos asientos de tela, con ajustes manuales. Lo que nos dice que este es un vehículo más enfocado a quien quiere fortaleza que al que busca lujo y comodidades. Esto también se nota en la ausencia de botones en el timón y en los grandes controles giratorios del aire acondicionado. Incluso en el equipo de sonido que a pesar de ser táctil usa una perilla para el volumen.
Uno de los atractivos de la 4Runner son sus tres filas de asientos. La segunda fila está dividida en dos asientos uno de los cuales ofrece la posibilidad de sentar a dos personas y el otro una, este último se dobla para permitir el acceso a la tercera fila, donde el espacio es mínimo por lo que sus ocupantes deben ser niños pequeños. Con las tres filas desplegadas el área de carga queda reducida a un par de maletines, por lo que si hay que llevar maletas u otros objetos grandes como un cooler, es mejor prescindir de la tercera fila, que al esconderse queda al ras del piso.
Adelante, el conductor tiene ante si un cuadro de instrumentos, con el velocímetro al centro y las cifras iluminadas en color azul. A su izquierda está el tacómetro con las revoluciones del motor y a la derecha una combinación de temperatura de refrigerante y cantidad de gasolina. Dentro del velocímetro hay un pequeño recuadro con el odómetro e información del cambio en que vamos. Hay también un indicativo ECO que nos ayuda a manejar en forma eficiente y ahorrar combustible.
Al ser un vehículo fabricado mayormente para el mercado estadounidense, ha pasado las pruebas de choque del IIHS que le otorgó una calificación general de «bueno». La versión que probamos tenía sistema electrónico de estabilidad, dos bolsas de aire frontales, dos laterales, en los asientos y dos del tipo cortina.
En teoría este parece más un vehículo para usar en el campo que en la ciudad, pero en este último ambiente no desentona para nada, pues ofrece un andar refinado y una dirección suave. La suspensión que está hecha mayormente para aguantar lo que sea fuera del asfalto, nos sorprendió en un uso sobre buenas calles y carreteras, con buen confort, ausencia de ruidos aerodinámicos y una aceptable estabilidad en curva, aunque hay que tener en cuenta que este es un vehículo bien pesado y con un centro de gravedad alto, con lo que no hay que abusar, pues el peso puede sobre el agarre de las llantas, con lo que si se sobrepasa la velocidad en curva, el peso tiende a llevarse el carro de nariz y en algunos casos a deslizarse de lado.
Un punto fuerte del 4 Runner son sus frenos, con discos ventilados en todas las ruedas. El pedal se siente algo esponjoso, pero las distanci

as de frenado nos sorprendieron pues son más cortas de lo que esperábamos encontrar en un auto que sobrepasa los 2,000 kilos, incluso sobre caminos de tierra.
Aunque no tiene tracción a las cuatro ruedas, debimos usar un largo camino de tierra para llegar a la finca donde queríamos tomar fotos. Ya en ese lugar su propietario no sugirió otra ruta de regreso, que resultó mucho más interesante pues implicaba varios cruces de ríos y colinas empinadas, donde por primera vez encontramos utilidad a la parte manual de la transmisión automática. Una altura al piso superior a la de la mayoría de sus competidores, junto a un torque respetable, le permitió pasar por zonas lodosas, desniveles importantes y lugares que a primera vista parecían insalvables, sobre todo pensando en que solo disponíamos de tracción en las ruedas traseras.
La versión SR5 del Toyota 4Runner, va destinada al comprador que busca ante todo fortaleza y durabilidad, para el que un auto muy equipado no es su prioridad y que quiere, en ocasiones, espacio para cinco adultos y dos niños o en su defecto, un espacio gigantesco de carga cuando solo van dos. La idiosincracia de nuestro consumidor asocia este tipo de vehículos con los motores diesel, pues cuando, en los ochentas, hicieron su aparición las primeras Land Cruiser, Patrol y Montero, ese era el tipo de combustible, con lo que un auto como el 4Runner que solo dispone de un motor de gasolina, va destinado a un nicho de mercado menor, por lo que a sus cualidades habrá que añadir la exclusividad, pues a pesar de ellas, no veremos muchos por nuestras calles.

 

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