X Rally Internacional de Panamá

Los veraguenses coparon las primeras posiciones. El equipo más veterano de Veraguas, estaba terminando de reparar uno de los ejes del Ferrari Mondial, con el que participarían en el X Rally Internacional de Panamá, mientras el resto de los 58 inscritos, disfrutaba del brindis de bienvenida en Equipos comerciales de Transporte en Santiago. Su mecánico apostaba porque terminarían a tiempo la reparación, pero tanto el piloto como su navegante, tenían dudas. Sería la primera vez que el Ferrari no se presentara al evento de autos antiguos más importante de Panamá.
El evento surgió luego de que un equipo panameño participara en el Rally de Puntarenas en Costa Rica, hace 11 años, de allí los ticos mostraron interés en que se hiciera un evento similar en Panamá, asegurando su participación si se hacía en enero, antes de la entrada a clases en Costa Rica. Ni corto ni perezoso el piloto que había ido a Costa Rica, presentó la idea y se realizó el primer rally, al que se le puso el nombre de Rally de Chiriquí, ya que se hacía en esa provincia, a mitad de camino entre Panamá y San José. El primer rally fue un éxito con 28 inscritos, uno de ellos de El Salvador. Entre esos 28 estaba un Ferrari Mondial que terminaba en octava posición, el mismo que ahora reparaban afanosamente mientras su propietario asistía a la reunión preliminar, con dudas sobre su participación al siguiente día.
Tras dos rally en Boquete, uno en Bambito y otro en Playa Barqueta, la sede del evento se trasladaba a David, desde donde se realizarían tres rally más, para en 2014 mover la sede a Santiago. Para los ticos la distancia era mayor y eso bajó la participación foránea, pero se incrementó la de los aficionados de provincias centrales, con lo que los dos siguientes años se ha quedado en esa parte del país.
Este año se cumplía le décima edición y al contingente tico se unía un participante de El Salvador, que ya había participado en el primer rally y en otros dos de Chiriquí, más un equipo de Medellín Colombia, con lo que la participación internacional sumaba tres países.
Tras una recepción en Equipos Comerciales y de Transporte, uno de los patrocinadores del rally junto a ASSA, Castrol, Autopista, Ascona, Sportline, Orient y Grupo Bettin, la reunión de pilotos y una noche de descanso en el hotel Mykonos, sede del rally, los 58 inscritos, se alineaban a primeras horas de la mañana en el estacionamiento del hotel, prestos para empezar el rally. Tras un breve anuncio del organizador, los autos se prepararon para salir, empezando por el Triumph TR4A de 1966, de los ticos Blau y Bubis, ganadores de la edición anterior. Un minuto después lo hacía el Mazda Miata 1990 de los panameños Digeronimo y Handal, y así sucesivamente, hasta llegar al auto 58, un Mitsubishi Eclipse de Santiago.
La ruta los llevaba inicialmente, hacia La Florecita y Atalaya, donde 26 minutos después de la salida encontraban el primer control. Ya allí empezaban las sorpresa, pues luego de dos años con un recorrido casi perfecto que le permitían llevarse dos rally seguidos los ticos Blau y Bubis, acumulaban una penalización de 7 puntos, mientras un grupo de 7 autos pasaban exactos sin penalización, entre ellos los ganadores del primer rally, los panameños Harari y Mamiye en un Mini.
La exactitud de paso por los controles es vital, pues sobre la hora ideal de paso, que cada participante conoce, pues está en la hoja de ruta que se les entrega al salir, se penaliza cada segundo de atraso o de adelanto con el que pasen el control, por lo que no gana quien más corre sino quien más exacto pase por los controles. Esto parece fácil, pero lo primero es no perderse, pues deben seguir una serie de instrucciones a ciertas distancias que les indicarán la ruta a seguir. En un carro moderno no es difícil seguir las instrucciones, pero en un auto antiguo, donde los equipos de medición de los autos eran bastante inexactos, cuando funcionaban, no es sencillo, por eso existen varias categorías de acuerdo a la edad del auto y se premia por esas categorías y luego hay una premiación general donde todos los autos participan. Para incentivar la conservación de los autos y entusiasmar a personas con autos actuales, hay una categoría, la E, donde pueden participar los deportivos posteriores a 1996, pues se considera antiguo todo vehículo con más de 20 años.
De Atalaya, se tomaba la Interamericana con rumbo a Divisa, haciendo un desvío hacia Ocú, desde donde seguían por una de las carreteras más pintorescas de Herrera hasta Las Minas, donde estaba el segundo control. En ese tramo el Mustang de Gonzalez y Fernández que había ocupado el quinto lugar el año anterior y se perfilaba como uno de los favoritos, se quedaba sin gasolina y se retrasaba irremediablemente, aunque continuaba en el rally gracias a la ayuda de otros competidores. Tres competidores llegaban a ese punto empatados en primer lugar con un puntaje perfecto, entre ellos dos equipos de Santiago el de Spiegel – Torraza en un Corvette 87 y el de Riquelme – González en un BMW 635 CSi del 84.
La tercera etapa, los llevaba hasta Los Pozos, donde se desviaban hacia Macaracas por una carretera estrecha, con muchas lomas y aderezada con mil curvas. Ya en ese punto se hacía visible el grave problema de la sequía en provincias centrales y luego del verdor de las montañas que rodean Ocu y Las Minas, el contraste con la vegetación seca y amarillenta en los alrededores de Macaracas era impresionante. En Macaracas, tomaban la carretera hacia Sabana Grande y antes de llegar a esa población, en Agua Buena tomaban un desvío que los llevaría a Los Santos, aunque cerca de Espigadilla los esperaba el tercer control. La llegada a ese punto confundió a varios equipos entre ellos a Harari – Mamiye, que perdían 90 segundos en ese punto. Spiegel – Torraza perdían dos segundos y conservaban la punta del rally ya que Riquelme y González se atrasaba casi un minuto. Con los dos últimos controles con cero puntos y con 7 segundos de atraso en el primer control había un empate en el segundo lugar hasta ese punto entre los ticos Blau y Bubis y los veraguenses del Ferrari, los esposos Melillo, que tras reparar su máquina se perfilaban entre los favoritos.
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De Espigadilla a Los Santos y de allí a Chitré, La Arena y Parita, donde el cuarto control los esperaba junto a la iglesia de Santo Domingo de Guzman, en la famosa plaza colonial de Parita rodeada de casas coloniales y uno de los lugares con más tradición en Herrera para celebrar eventos culturales o sociales. Ya en ese control se definía el segundo lugar, pues mientras los Melillo pasaban con un tiempo perfecto los ticos se retrasaban 6 segundos. Los líderes, hasta es punto, Spiegel – Torraza volvían a pasar con una exactitud sorprendente, teniendo en cuenta que para el conductor, Justo Spiegel, era su primera participación en un rally. Otros que sorprendían eran González – Fernández , que tras ir atrasados 23 minutos en el segundo control lograban recuperares y demostrar el por que los consideraban uno de los favoritos, pues en Parita pasaban exactos.
No era el tramo más largo, pero si el que más navegación exigía, ya que una serie de nuevas carreteras, llevaban el rally de Parita a Ocú, en un recorrido de 41.2 kilómetros hasta el quinto control en La Posada de Ocú. Nuevamente varios equipos pasaban ese punto con un tiempo perfecto, entre ellos los Melillo, mientras que los líderes acumulaban un retraso de 3 segundos, con lo que solo dos segundos separaban a ambos equipos que deberían definir la victoria en la meta, ubicada en el hotel Mykonos.
De Ocú, nuevamente hacia la Interamericana y de allí a Santiago, en los 41 kilómetros más rápidos del rally y los mas estresantes para dos equipos que sin saber como iba la competencia debían tratar de ser más exactos que ellos. A 4 horas y 36 minutos de la salida del primer auto del Hotel Mykonos este regresaba y clavaba el cronometro en cero, de allí irían llegando poco a poco el resto de participantes. Los Melillo que estaban identificados con el número 31 llegaban primero y cerraban una actuación impresionante con su quinto control con cero puntos. Mas atrás llegarían Spiegel – Torraza, que encontraban trafico a la entrada del hotel y penalizaban con 5 segundos de atraso, con lo que perdían la punta que habían tenido todo el rally.
Finalmente los ganadores eran los esposos Melillo por solo 3 segundos sobre Spiegel – Torraza, en uno de los finales más apretados de los rally anteriores.
El Rally fue más difícil que el de ediciones anteriores, pero fueron muchos los equipos que acumularon muy poco puntaje, prueba de que la experiencia ganada en dos ediciones anteriores han dado sus frutos. Tras varios años dominando los rally, los ticos cedieron terreno a los locales, mientras los capitalinos, ganaron las primeras ediciones y luego desaparecieron del liderazgo.
Las categorías fueron ganadas mayormente por los ticos, que se llevaron el primer lugar entre los autos de los 60, gracias a Blau – Bubis, la de los autos de los 70, con el Volkswagen de Raul Gutierrez y Nyger González y finalmente la de los autos modernos, con los esposos Umaña en un Porsche 911. Panamá se quedó con el premio en la categoría para autos anteriores a 1960, que nuevamente fue ganada por Fred Doneldson de Boquete en un Ford A de 1930 y los tres primeros lugares en la clase para autos entre 1980 y 1996, que fue ganada por el Ferrari Mondial de los Melillo.
Desde ya se prepara la undécima edición, que como siempre será organizada por ADEPA (Antiguos y Deportivos de Panamá), donde se espera se rompa el récord de inscritos. La fecha se ha establecido ya y será el sábado 22 de enero de 2016. La ruta se hará durante el último trimestre de este año y entonces se anunciará que ciudad será la sede del evento.