MILLE MIGLIA

La más bella carrera del mundo
En Brescia se vivía una fiesta, que se repite anno tras año, en este mes y es que desde allí parte la denominada la corsa piu bella del mondo, la carrera de autos antiguos más importante del mundo, las Mille Miglia.
El 15 de mayo, arrancaba la celebración con el desfile de los autos participantes, para en horas de la tarde empezar con la ceremonia de salida, para tras recorrer Mantova, Ferrara y Ravena terminar a orillas del Adriático en Milano Maritima.
Verdaderas joyas automovilísticas de distintas épocas, que este año totalizaron 430 autos, se lanzaban ese día en un histórico recorrido de Brescia a Roma y vuelta, rememorando la primera edición de las Mille Miglia de 1927. El éxito de esa carrera y las siguientes ediciones, hasta la última en 1957 se debía a que los autos de carreras, pasaban por un gran número de pueblos y algunas ciudades importantes, donde el público no tenía que trasladarse a ningún lugar especial sino que los veía pasar frente a sus casas o muy cerca de ellas. Desafortunadamente esa cercanía con los autos de carreras tuvo un trágico final, cuando el español Alfonso de Portago, se estrelló matándose él y 10 espectadores.
Como con otras carreras denominadas históricas, han vuelto a la vida en forma de recuerdo del pasado, con los autos que una vez participaron en ella, por lo que a partir de 1987 se retomó esta carrera, pero ya no en un formato de velocidad, con autos de carrera actuales, sino como un paseo de regularidad con los autos que una vez participaron en ella.
Cuatro fueron las etapas, una por día, con la llegada a Roma al final de la segunda fecha, para regresar hacia el norte, descansando en Bolonia y de allí al día siguiente retornar a Brescia.
Aunque cada año se toma una ruta similar, en esta edición se buscó acercarse al máximo a la ruta original de 1927.
La ruta tiene una serie de etapas espaciales donde los autos deben seguir una ruta, con toda una serie de puntos de control que deben pasar con total exactitud, contra lo que les indica la hoja de ruta, que se les entrega cada día. El resto del día es en plan paseo con paradas a almorzar y a tomar refrescos en varios puntos importantes, donde el público tiene la oportunidad de ver de cerca estas joyas del automovilismo mundial que este año tuvo una representación de 71 marcas.
A mitad de recorrido dos equipos italianos se disputaban los honores en la carrera, con el Alfa Romeo 6C 1750 SS Zagato de 1929 de Andrea Vesco y Andrea Guerini, en cabeza, seguidos de cerca por el Alfa Romeo 6C1500 SS de 1928 de Giovani Moceri y Daniele Bonetti. El tercer puesto era para los argentinos Tonconogy y Ruffini en un Bugatti Type 40 de 1927.
La última etapa estuvo acompañada de un fuerte aguacero que permitía a Moceri y Bonetti arrebatarle el liderazgo a Vesco y Guerini antes de llegar a Modena, consolidando su regularidad en Parma, donde pararon a almorzar, mientras los argentinos perdían toda oportunidad de lograr una nueva victoria, pues ellos ganaron en la edición anterior, con un auto simular al de los vencedores de este año, pues a la llegada a Brescia las tres primeras posiciones no habían cambiado.
En una carrera como esta, los resultados son secundarios. Lo importante es haber podido competir y la fascinación de miles de espectadores a lo largo de la ruta. Espectadores que según cálculos llegaron casi al millón, prueba de la afición de los italianos por los autos deportivos, de cualquier época.