MOTOR CLÁSICO 2019

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Más de 400 autos antiguos se presentaron en la novena edición de Motor Clásico, que se exhibieron y luego rodaron por el autódromo de Tocancipá en Colombia.

Fotos: Roberto Nigrinis

El frío matutino de la sabana de Bogotá, no fue obstáculo para que una fila interminable de autos antiguos apuntaran hacia el norte, con destino al autódromo de Tocancipá, donde se celebraría la novena edición de Motor Clásico, que debido a su importancia este año ha estado entre los eventos sancionados por FIVA ( Federación Internacional de Vehículos Antiguos) e incluido en su calendario oficial. Debido a ello, este anno Motor Clásico contó con la presencia de Patrick Rollet, presidente de FIVA
Al contrario de años anteriores, donde el clima no estuvo de parte de los aficionados a los autos antiguos, en esta ocasión el sol brilló durante todo el evento que mezcla el encanto de lo antiguo con la emoción de ver los autos rodando a velocidad.
El Club Los Tortugas, propietario del autódromo en Tocancipá, es el encargado de la organización y de reunir casi medio centenar de joyas a motor, que incluyen además de los autos antiguos, autos de carrera, motocicletas, vehículos comerciales y algunos camiones. Todos con más de 35 años de antigüedad, el mismo criterio exigido por la Federación Colombiana de Antiguos y Clásicos para otorgar placas a los vehículos antiguos en perfecto estado de restauración o conservación.
El evento incluye dos espectáculos: uno es el área de exhibición, donde los autos están numerados de acuerdo a su edad y en muchas ocasiones agrupados por marca y modelo, mientras que un segundo espectáculo es ver las tandas de vueltas, con grupos de autos en el circuito, agrupados también de acuerdo a su edad.
En ocasiones anteriores había sido difícil controlar a tan alta cantidad de participantes y se habían suscitado demoras en el ordenamiento de los autos para las salidas a pista, por ello este año hubo presencia de comisarios deportivos, que se apegaron estrictamente a los horarios y reglamento, con lo que las demoras fueron mínimas. Las series de velocidad controlada, tuvieron en todo momento un auto de seguridad al frente y en ningún caso se permitió adelantar a dicho auto.
Un recorrido por el «pit» y «paddock» del autódromo era una especie de visita a un museo, con cientos de autos en magnificas condiciones, ya que no es cualquiera quien participa, sino que debe haber sido invitado previamente por los organizadores, que se apoyan en los clubs afiliados a la Federación, que se esmeran por enviar sus mejores autos.
El evento que se celebra un solo día, contó con bastantes series en pista, los cuales además del número se identifican con una letra, que es la que indica en que serie deben participar. Las series se hacen a buen ritmo, de acuerdo a la edad de los autos, pero no a alta velocidad, pues se considera que no es una carrera sino una exhibición y por tanto deben rodar a la velocidad usual para la que fueron diseñados. Es por ello que también se permite que el conductor vaya acompañado, con lo que se convierte en un evento familiar.
Nuevamente, la organización y los autos, fueron de primer nivel, aunque apelando mucho a la nostalgia, permitiendo autos muy comunes, importantes para la historia del automóvil en nuestro vecino país, junto a verdaderas joyas mundiales de la industria global. Un espectáculo que cargado de historia, volverá a repetirse en febrero de 2020, en el mismo lugar.

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