DODGE DURANGO

SUV CON TRAJE DEPORTIVO
No es la primera opción para un SUV de tres filas, pero argumentos no le faltan.
Hace casi cuatro años convivimos por una semana con la Dodge Durango durante unas vacaciones y quedamos impresionados, por lo que cuando Auto Star nos ofrecido probar el modelo GT 2017, no lo dudamos ni un instante.
Esta versión ofrece como podemos deducir por su nombre un paquete deportivo, que consta de una parrilla negra, rines de 20 pulgadas en color negro y unos retrovisores en el mismo color, junto con las correspondientes identificaciones.
El estilo monocromático del exterior lo encontraremos también en el interior, donde el aspecto deportivo prima sobre el lujoso, por lo que no veremos madera sino unos leves acentos cromados en algunas partes y una instrumentación completa, con números blancos pero gráficas en rojo. También la gran pantalla en el centro del tablero tiene fondo rojo. Desde la pantalla que actúa también como cámara de retroceso, podemos controlar en forma táctil toda una serie de ajustes de climatización, controles, aplicaciones, la conexión con el celular y el equipo de sonido.
Toda la tapicería es en cuero y los asientos delanteros tienen ajustes eléctricos, con tres memorias para el del conductor.
Mientras la mayoría de sus competidores ofrecen asientos para 7 pasajeros, en la Durango GT encontramos una segunda fila con butacas individuales, con lo que quienes vayan sentados allí tendrán la misma comodidad que los que vayan sentados en la primera fila, pues tienen los mismos ajustes, aunque manuales. Para acceder a la tercera fila, el asiento repliega de tal modo que es fácil entrar, aunque por la altura al piso del auto, se necesitan buenas condiciones. Una vez sentados atrás encontraremos que aunque el espacio está pensado más en niños que en otra cosa, un adulto podrá sentarse sin problemas. Como opción se puede pedir una segunda fila de asientos corrida.
El sistema de aire acondicionado permite que los ocupantes de la segunda fila dispongan de sus propios controles y que los de la tercera tengan salidas en el techo directamente hacia ellos, con lo que no habrá queja de que está muy frío o caliente.
Con las tres filas abiertas, el espacio de carga es adecuado para llevar las compras o maletines deportivos, aunque si necesitamos llevar más de dos maletas, necesitaremos cerrar alguno de los asientos.
En equipamiento lo encontramos muy completo, con todo lo que a conveniencia se refiere e incluso en seguridad, donde además de una buena dotación de bolsas de aire tenemos un indicador de punto ciego en el retrovisor. Nos hubiera gustado que el portón trasero fuera con apertura eléctrica, pues en nuestro vehículo era manual.
A pesar de que muchos puedan imaginar que un auto americano con la denominación GT tiene un V8 en sus entrañas, este está reservado a la versión R/T, por lo que el GT cuenta con el V6 de 3.6 litros y 295 HP, suficientes para mover con soltura a este peso pesado. Una serie de cambios con las versiones anteriores se han incorporado para reducir el consumo, entre ellas el sistema start/stop que detiene el motor del auto cada vez que el auto deja de avanzar, así como también la nueva transmisión automática de 8 velocidades, que permite ir a 100 km/h en carretera con menos de 2,000 rpm. La transmisión no tiene una palanca convencional y en su lugar tenemos una perilla giratoria, a la que hay que acostumbrarse, pero en el lado positivo tenemos la posibilidad de manejarla en modo manual mediante unas levas tras el timón.
La Durango está en su hábitat, en lugares como autopistas, pero no desentona para nada en nuestras carreteras de montaña, donde demuestra un manejo mucho mejor del que esperaríamos de un vehículo grande y pesado como este. Una serie de elementos contribuyen a esa sensación de agilidad. Una es el balance de pesos con una distribución de casi 50:50, otra es la dirección que permite tener mucha información de lo que hacen las llantas, más una alta velocidad de reacción. La suspensión de la Durango es totalmente independiente, los frenos cuentan con ABS y asistente de frenado, y tenemos un sistema de estabilidad electrónico, con control de tracción que nos ayudará si en algún momento vamos más rápido de lo que las llantas aguantan. El confort de la suspensión es superior a lo que imaginamos, pudiendo absorber todo tipo de huecos e imperfecciones, incluso cuando hicimos un recorrido sobre caminos de tierra.
El sistema de tracción es automático y en cuanto llegamos a una zona con barro, él solo decidió que había que hacer y nosotros nos concentramos en manejar, por lo que cualquiera podrá manejarlo en condiciones de poca tracción.
Ya en nuestra primera experiencia con el Durango en 2013, nos gustó. En esta nueva prueba, lo hallamos más refinado pese al acento deportivo que se la ha querido dar, con un motor que brinda la aceleración satisfactoria y un agradable sonido, apenas imperceptible en el interior del auto y una transmisión más adecuada a nuestras exigencias, así como a una mayor oferta en el equipamiento.