KIA SPORTAGE. SUBIENDO DE NIVEL

Kia ha decidido cambiar de logo y junto con esto renovar la percepción que tiene el cliente de la marca, alejándose de ser una marca que compite en precio, por una que compite con lo mejor en seguridad, diseño y tecnología, porque calidad ya la tiene. El primer modelo que se lanza con esta filosofía es el Sportage.
Con esto la quinta generación del Sportage se pone a competir con los grandes de las ventas de SUV en Panamá, como son Honda CR-V y Toyota RAV4, contra los que también compite en tamaño pues ha crecido bastante contra el anterior Sportage. Además, a nivel global, se ofrece con dos largos de carrocería, el corto para Europa y el largo para el resto del mundo.
Ese cambio de imagen de marca, la han trasladado también a la carrocería, más grande que la anterior generación y con un diseño completamente diferente, no solo a esa generación sino al resto de modelos de la marca.
En el frontal desaparece la parrilla “tiger nose” y las luces alargadas, por una parrilla grande y unas luces en forma de rombo, enmarcadas por una luz diurna en forma de boomerang. Lateralmente tenemos unas puertas que llegan muy abajo, por lo que el estribo queda oculto y una línea de hombro atrás muy pronunciada, lo que le da un aspecto muy musculoso, que se suaviza con la sensación de techo flotante que produce una moldura cromada, con diseño. Atrás las lámparas van unidas con una línea muy delgada y el portón tiene varios planos. La defensa tiene un falso protector de apariencia metálica y va pintada de negro, que incluye parte del portón. Es un diseño que en conjunto se ve muy moderno y llama mucho la atención.
El diseño interior también es totalmente diferente a lo que nos tiene acostumbrados la marca y se nota un progreso importante en la calidad percibida, con acabados suaves al tacto y excelentes acabados. Frente al conductor tenemos lo que parece una gran pantalla vertical, en cuyo interior tenemos el cuadro de instrumentos digital y la pantalla del equipo de infoentretenimiento. Este es compatible tanto con Apple CarPlay como con Android Auto, con conectividad de USB MP3, Bluetooth y varios puertos USB.
El resto del tablero tiene un aspecto minimalista, con líneas muy rectas, que también veremos en la consola. Para el aire acondicionado dual, tenemos una mezcla de botones y elementos táctiles sobre una pantalla para los principales controles. Para los ocupantes de las plazas traseras, hay una salida de buen tamaño al final de la consola.
Los asientos presentan tapicería de tela en un estampado sobrio y controles manuales donde el del conductor tiene ajuste en altura. Atrás tenemos buen espacio incluso para personas de físico grande, con la posibilidad de ajustar el respaldar y abatir estos en proporción 60:40 para tener más espacio de baúl, que con las sillas ocupadas es de 586 litros, es decir creció un 16 por ciento contra el modelo anterior.
Nos acercamos a la puerta y el auto reconoce la llave en nuestro bolsillo y abre los seguros, nos acomodamos en el puesto del conductor, ajustamos eléctricamente los espejos, apretamos el botón de encendido y el del freno de mano, ajustamos el timón en altura y profundidad y estamos listos para probarlo.
El motor de 2.0 litros y 157 HP va conectado a una transmisión automática de 6 velocidades que mueve las ruedas delanteras. Es un motor que permite mover bien un auto de este peso y tamaño, sin ofrecer grandes prestaciones, pero si una aceleración suficiente para poder hacer adelantamientos, sin tener que forzar a la transmisión a bajar cambios.
Con solo un par de minutos al volante, nos percatamos de que en seguridad no se han ido con medias tintas pues tiene toda una serie de ayudas al conductor, como aviso de mantenimiento de carril, aviso de colisión frontal, aviso de que el auto frente a nosotros avanzó (típico cuando en los semáforos nos ponemos a revisar el celular y cambia la luz), control de velocidad crucero y aviso de baja atención del conductor. Luego haciendo pruebas dinámicas comprobamos que cuenta con control de estabilidad y de noche que tiene el sistema de luces automáticas, que se ajustan por si solas en altas o bajas dependiendo del entorno. Pero eso no es todo, pues tenemos ayuda de arranque en pendiente y frenos de disco en las cuatro ruedas con ABS y EBD. Donde se quedaron algo cortos, fue en la dotación de bolsas de aire, pues nuestra unidad solo tenía 4.
La nueva plataforma, con mayor distancia entre ejes y rigidez, hace maravillas en cuanto a confort, los frenos son excelentes así como la dirección y la cabina es realmente silenciosa, con lo que las sensaciones al volante son las de un auto mucho mejor plantado que el anterior Sportage, un auto que ha subido de categoría y que con otra marca podría pasar por un auto “premium”. Debe ser por esto que en Australia lo acaba de elegir “Auto del Año”.
No pudimos probarlo sobre caminos de tierra, sin embargo, lo usamos en algunas zonas con ese empedrado moderno, muy vistoso pero que produce mucha vibración y la suspensión la absorbe perfectamente
El nuevo Sportage nos impresionó. Su carrocería es de las más llamativas de los nuevos modelos que se han lanzado el último año y las mejoras en espacio y tecnología de su interior lo ponen a otro nivel. Igualmente se nota el esfuerzo de Kia en ponerse al día en seguridad, con una serie de elementos que no se encuentran fácilmente en autos de esta categoría. Para nuestro mercado tendremos cinco versiones, donde la meas básica podremos tenerla con transmisión manual o automática y luego las otras cuatro versiones se diferencian en el nivel de equipamiento. Los precios van desde los 26,695 dólares a los 36,580 de la versión GT, en todos los casos con el ITBM incluido y la garantía de 5 años o 100,000 kilómetros.