MASERATI GRECALE. EL NUEVO NIÑO TERRIBLE

Por bastantes años Maserati vivió a la sombra de Ferrari, pidiendo cosas prestadas y como el hermano humilde del cavallino rampante. Pero apenas ambas marcas se separaron, la del tridente ha dado muestras de una independencia total y se presenta como una marca que puede plantarle cara con sus productos, a lo más selecto del automovilismo. El MC20 fue una muestra de sus intenciones, con un súper deportivo de pura cepa y ahora con el Grecale, muestra de lo que es capaz, con un auto dirigido a un público más joven que al que va destinado el Levante.
El Grecale es uno de los vehículos más esperados en el mercado internacional y Maserati ha creado grandes expectativas con él, pues se trata de su SUV de entrada y muchos han esperado por un auto de la categoría del Levante a un menor precio y con un tamaño más adecuado a nuestras calles. Sin embargo, lo que en fotos parecía pequeño no lo es tanto, pues su largo es de 4.85 metros, con una distancia entre ejes de 2.90 metros, con lo que sus cotas quedan relativamente cerca de su hermano mayor (solo 15 centímetros de diferencia en largo y 10 en entre ejes).
Su carrocería lo identifica rápidamente como un Maserati, con muchos de los elementos tradicionales de la marca, como su parrilla, las branquias laterales, las dos salidas dobles de escape o el tridente en el poste trasero, aunque tiene personalidad propia y no va a confundirse con el Levante, pues se ve más deportivo que ese. Otro detalle interesante es que al haber tres versiones distintas, en cada una encontraremos detalles diferentes para distinguirlas.
El interior, nos muestra lo que se puede hacer combinando un diseño tradicional con lo último en tecnología, con soluciones muy originales, como tener el botón de arranque en el timón, o el tradicional reloj al centro del tablero, un clásico en cualquier Maserati, que ahora al ser digital se puede configurar de tres modos diferentes, incluyendo uno que parece el tradicional reloj análogo de los anteriores modelos de la marca. Otro detalle tecnológico es que no hay manija en las puertas, sino que al toque de un botón la puerta se abre.
Un tablero de formato sobrio incluye tres pantallas, una para la instrumentación, una para el aire acondicionado y una de 12.3 pulgadas para el equipo de sonido, navegación, Bluetooth y ajustes del auto. Todo de alta tecnología y sin un botón a la vista, pues todo es digital y si tenemos pereza de buscar en la pantalla, basta decir Hey Maserati y el equipo escuchará las instrucciones que demos. Como siempre la calidad de materiales es altísima y los acabados perfectos, en eso no hay medias tintas para Maserati, que siempre ha mimado a los ocupantes con lo mejor de lo mejor. En el caso de nuestro vehículo de prueba, la tapicería es en cuero beige claro, con un diseño moderno que se replica en parte en el tablero. Los controles de los asientos son eléctricos.
Como es habitual en la marca, las opciones de personalización y equipamiento dependen del bolsillo y gusto del comprador. Así, por ejemplo el equipo de sonido del auto que probamos era un Sonus Faber de 14 bocinas y 860 watts de potencia, que suena como estar en vivo en un concierto. Pero si aun queremos más se puede pedir uno con 21 bocinas y 1,285 watt, como para que todos los vecinos puedan escuchar la música que tenemos en el auto.
Muchos SUV del tamaño del Grecale son un poco pequeños en la parte trasera, lo que no es el caso de este, pues atrás caben bien tres adultos, aunque el que vaya al centro no estará cómodo, pues la consola se prolonga hacia atrás y allí tenemos otra pantalla para el aire acondicionado de esa zona. En mi caso con 1.80 metros de estatura, tenía espacio para mover las piernas y no toque con el techo. El área de baúl también es generosa, con 535 litros muy aprovechables. De hecho es el más grande de entre sus competidores directos.
Aunque la opción Trofeo viene con el motor de 6 cilindros Nettuno, la mayoría de Grecale que se vendan serán de 4 cilindros y 2.0 litros, que en la versión GT tiene 300 HP y en la Modena 330. En ambos casos el motor cuenta con un sistema de hibridación de 48 voltios, en lo que es el primer paso en la electrificación hacia la que se dirige la marca, que a corto plazo debe presentar una versión totalmente eléctrica del Grecale. Esa hibridación le permite actuar como motor de arranque con el sistema Start Stop y además como con lo que la marca llama e-Boost, que es como una especie de turbo que funciona en el arranque, con eso se baja el consumo en el arranque y se mejora la aceleración desde parado. Solo 5.3 segundos para el 0-100 km/h.
Uno podría pensar que debido al pedigrí deportivo de la marca, que el Grecale sería un vehículo duro, algo incómodo, muy deportivo. Pero no es así, pues contamos con varios modos de manejo y en ellos se regula la dureza de la suspensión. En Comfort, es suave y es la que recomendamos para un uso urbano con tráfico. La GT ya ofrece un poco más deportividad, sin que perdamos en confort. La Sport tiene reacciones inmediatas y el grado más duro de suspensión, que no por ello deja de ser cómoda y por último tiene un modo off-road. Un dato curioso es que en cada modo de manejo, el sonido del escape es diferente. Si por mí fuera, se quedaba siempre en Sport con su sonido ronco y con esas pequeñas explosiones cada vez que cambiamos de marca, mediante unas grandes levas tras el timón.
Lo que más impresiona en el Grecale es la precisión de la dirección, sumamente rápida; pero también los frenos, con unos enormes discos de 350 milímetros de diámetro al frente y de 330 milímetros atrás con pinzas flotantes. Las prestaciones son notables, con una velocidad final de 240 km/h y la sensación de que siempre tenemos el control, pues es de reacciones suaves y la dirección, como ya dijimos, tiene una precisión y rapidez muy altas.
Maserati tiene altas expectativas en este modelo, y con su costumbre de llamar a sus modelos con nombres de viento, este aporta un aire fresco y veloz.