TORNERIA DON BOSCO

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Tras 40 años de rodar en nuestras calles, los rines de uno de mis autos antiguos necesitaban pasar a retiro. Traté por varios medios de conseguir unos nuevos idénticos a los míos, pero como dejaron de fabricarse hace años no los encontré ni en eBay. La solución me la dio un amigo que me contó que Tornería Don Bosco en Calle 17 Río Abajo eran los mejores reparando rines y que a él incluso le habían reparado uno que se rompió en dos partes.

Desde mi llegada al local de Tornería Don Bosco, me dio confianza. Un edificio moderno de dos pisos es su carta de entrada y luego el personal amable y con conocimiento, me explicó lo que se podía hacer por mis rines, que fuera de lo antiguo son de magnesio. Por el nombre pensaba encontrar un local pequeño, donde la reparación de rines fuese algo ocasional, pero para mi sorpresa resultó que es su especialidad y que representan el mayor volumen de trabajo.

Por lo nuevo de su edificio uno puede pensar de que es una empresa joven, pero la realidad es que iniciaron operaciones en 1990 y ahora quienes manejan el negocio son los hijos del propietario original, que además de la reparación manejan varias lineas de rines nuevos, en todos los tamaños.

Luego de ver algunos de los rines que habían traído para reparar sabía que lo que había que hacerle a los míos era un bistec de dos vueltas. Tenía dos opciones, una era reparar los rines y la otra pintarlos luego de repararlos, con lo que volverían a quedar como el día en que se los montaron en la fábrica a mi BMW. Por lo que representa el trabajo lo que me cobraban me pareció una ganga, por lo que opté por la segunda alternativa.

El trabajo de reparación de un rin consta de 7 etapas: En la primera, a la que ellos llaman «llantería», se desmonta la llanta del rin. De allí pasa al área de reparación, donde se le quitan los golpes. Para volverle a dar la circunferencia perfecta, el rin se monta en una máquina donde mediante unos moldes especiales se le devuelve la forma original. Como los bordes de los rines no son todos iguales y los diámetros también son diferentes, por eso se necesitan los moldes.

La tercera etapa se realiza en un cuarto cerrado y es donde el rin se limpia para poderlo soldar. Esa etapa se conoce como esmerilado, pues la limpieza se hace por fricción con una esmeriladora. Una vez las partes afectadas están limpias y con el metal desnudo se procede a soldar las partes rotas o a unir los pedazos del rin. En este caso, la pieza reparada pasa nuevamente a reparación para darle su redondez natural y quitarle el desbalance.

De allí se pasa al área de acabado y chapistería, donde se lijarán las soldaduras hasta que no se noten y luego se pintará el rin, para dejarlo con las especificaciones originales o al gusto del cliente. El rin puede dejarse con acabado mate, semimate o brillante y en cualquier color o combinación de colores. Una vez listo, se pasa a pulimento donde se da el acabado final al rin y se eliminan las posibles imperfecciones de la pintura.

Por último se le vuelve a montar la llanta y se balancea, para finalmente pasar una inspección de calidad. que garantice que el rin tiene una reparación correcta y mantiene la rigidez original.

Una semana después de haber dejado mis vetustos rines, estos regresaban mejor que nuevos al auto. Junto a mi estaba también una persona que había dejado un rin ovalado, gracias a un hueco, que ahora tenía que buscar detenidamente donde había estado el doblez.

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